El déficit de vitamina K puede puede poner en riesgo la salud cerebral

Además de sus importantes funciones en la coagulación sanguínea y en la formación ósea, cada vez hay mayor evidencia de que la vitamina K contribuye a la función cerebral. Por tanto, una ingesta baja de dicha vitamina en la dieta, que es más frecuente de lo que parece entre la población adulta, podría tener efectos relacionados con el deterioro cognitivo en edades avanzadas.

Estado: Esperando

21/04/2025

Factores modificables, como la nutrición, se han relacionado estrechamente con la cognición. En concreto, cada vez hay más pruebas de que un nivel bajo de vitamina K (VK) puede influir en el deterioro cognitivo relacionado con la edad, según se desprende de un reciente estudio del Centro de Investigación en Nutrición ...

Factores modificables, como la nutrición, se han relacionado estrechamente con la cognición. En concreto, cada vez hay más pruebas de que un nivel bajo de vitamina K (VK) puede influir en el deterioro cognitivo relacionado con la edad, según se desprende de un reciente estudio del Centro de Investigación en Nutrición Humana sobre el Envejecimiento Jean Mayer del USDA (HNRCA) en la Universidad de Tufts en Massachusetts (EEUU). Sus autores pretendían explorar las vías biológicas relacionadas con los efectos de la vitamina K en las funciones cerebrales.

En concreto, como se señala en este trabajo, publicado en el 'Journal of Nutrition'  la falta de vitamina K puede aumentar la inflamación y obstaculizar la proliferación de células neuronales en el hipocampo, una parte del cerebro capaz de generar nuevas células y es fundamental para funciones como el aprendizaje y la memoria. Se sabe que las verduras de hoja verde son la principal fuente de filoquinona (PK), la forma primaria de vitamina K.

Efectos del déficit de la VK

El equipo de investigación se centró en la menaquinona-4, una forma de vitamina K prevalente en el tejido cerebral, y halló niveles significativamente más bajos de este nutriente en el cerebro de los ratones con deficiencia de vitamina K. Esta deficiencia está, por lo general, vinculada con un deterioro cognitivo notable, medido en una serie de pruebas conductuales diseñadas para evaluar el aprendizaje y la memoria. 

En una de estas pruebas, en concreto la de reconocimiento de objetos novedosos, los ratones con deficiencia de vitamina K mostraron una capacidad reducida para distinguir entre objetos familiares y nuevos, un claro indicio de deterioro de la memoria. En una segunda prueba, para medir el aprendizaje espacial, se les pidió a los ratones que aprendieran la ubicación de una plataforma oculta en un estanque. Los ratones con deficiencia de vitamina K tardaron considerablemente más en aprender la tarea en comparación con sus contrapartes con niveles adecuados de vitamina K. 

Cuando los investigadores examinaron el tejido cerebral de los ratones, detectaron cambios significativos en el hipocampo, una región cerebral crucial para el aprendizaje y la memoria. En concreto, observaron una reducción en el número de células proliferantes en el giro dentado del hipocampo en los ratones con deficiencia de vitamina K. Esta disminución se tradujo en una menor generación de neuronas inmaduras, un proceso conocido como neurogénesis. "Se cree que la neurogénesis desempeña un papel fundamental en el aprendizaje y la memoria, y su deterioro podría contribuir directamente al deterioro cognitivo observado en el estudio", según expuso Tong Zheng, autor principal del estudio e investigador del HNRCA. 

Añadiendo otra capa de complejidad, los investigadores también encontraron evidencia de una mayor neuroinflamación en los cerebros de los ratones deficientes en vitamina K. "Encontramos una mayor cantidad de microglía activada, que son las principales células inmunitarias del cerebro", afirmó el prof. Zheng. Si bien la microglía desempeña un papel vital en el mantenimiento de la salud cerebral, su sobreactivación puede provocar inflamación crónica, que se reconoce cada vez más como un factor clave en el deterioro cognitivo relacionado con la edad y las enfermedades neurodegenerativas.

"Sabemos que una dieta saludable funciona, y que las personas que no la siguen no viven tanto ni tienen un buen rendimiento cognitivo. Al combinar estudios con animales y humanos, podemos mejorar la salud cerebral a largo plazo identificando y actuando sobre mecanismos específicos", indicó, por su parte, Sarah Booth, directora del HNRCA y autora principal del estudio.

 

Autor: IM Farmacias
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